La busqueda compulsiva de la "Sanación"

Y si en verdad podemos sanar desde el quiebre? Que buscamos cuando buscamos desesperadamente sanar? o nos perdemos?

Paulina

4/30/20254 min leer

Hace un tiempo, (y durante mucho tiempo) me di cuenta que me encontre atrapada en un loop de una búsqueda incansable, de una especie de necesidad compulsiva de sanar.

Para mi eso representaba un caminito directo hacia la paz, el equilibrio y, sobre todo, hacia una versión “ideal” de mí misma. Mil terapias, limpiezas, cursos, bueno siempre estudiando algo, de manera compulsiva, como una adiccion, todo lo que yo pensaba que tenian la “solución” para todo lo que sentía que estaba roto en mí.

Lo mas curioso e interesante es que, cuanto más buscaba, más vacía me sentía. Había algo dentro de mí que me decía que necesitaba estar en constante transformación, que tenia que “arreglarme”, como si todo lo que me pasaba fuera un defecto a corregir. Mi mente me repetía que, para sentirme completa, debía sanar primero. Y así, me embarqué en un ciclo interminable de buscar lo que me faltaba, sin darme cuenta de que la verdadera sanación no se encuentra afuera, sino dentro de mí. (si claro es una frase trillada pero que hoy tiene un gran peso dentro de mi)

Por fin, el desgaste lo senti y llego. Mi cuerpo empezó a hablarme, en forma de dolores intensos, ansiedad, cansancio profundo. Me costaba horrores levantarme y cada vez que pensaba en alguna solucion externa me agarraban arcadas y un fuerte rechazo inexplicable. Para mi, fue como un llamado, un susurro que me decía: basta, ya no sigas buscando afuera lo que ya tenes dentro, lo que sos. Fue en ese momento cuando me di cuenta de algo muy importante: sanar no significa ser perfecta, no significa estar “completa” ni libre de heridas. Sanar es aprender a vivir con ellas, a aceptarlas, a no luchar contra nuestra humanidad. Fue un momento magico. Pero tuve que tener una sacudida, una cachetada para comprender.

De verdad, me resistí MUCHO a entenderlo, muchisimo. Fue un PATRÓN de años. Pero como todo patron, hay momentos en que se debilita, y otras en las que vuelve en todo su esplendor, PERO YO YA NO PODIA CON ESO. Yo creo que la pregunta que me derrumbo todo ese castillo de arena fue: ¿VOY A TENER QUE DEPENDER TODA MI VIDA DE ALGO EXTERNO PARA SENTIRME FELIZ Y ESTAR EN PAZ? Esa sola pregunta realmente me descoloco.

Y ahora estoy en este presente donde todos los dias me recuerdo, que lo valioso esta en aceptar que no tengo que ser perfecta para estar en paz, y todo esta cambiando dentro mio y afuera. Por ejemplo, me estoy haciendo responsable de mi, de mi propia energia, y eso tambien implica por ejemplo ver que todas mis cicatrices, en lugar de ser algo a eliminar, son algo que de verdad forman parte de lo que me hace única. Y sí, claro que puedo seguir caminando, no a pesar de mis roturas, sino con ellas. Porque las heridas no nos destruyen, nos transforman.

Lo que si debo decir es que, durante este proceso, pasé por momentos de mucho agotamiento y confusión. No entendía por qué, si yo “estaba trabajando tanto en mí”, no habia esa paz y ese entendimiento. Pero, en realidad, el trabajo de sanación no se hace en la mente, ni en las fórmulas. Se hace cuando dejamos de luchar contra nosotros mismos, cuando aceptamos nuestras sombras y nos permitimos ser vulnerables. Ahí, en ese espacio de vulnerabilidad, comienza la verdadera transformación, que es justamente nuestra capacidad de abrazar esas heridas y seguir adelante.

Y ser vulnerables implica que hoy te sientes y aceptes que no aceptas sentirte asi, que te enojes, que patalees porque eso es tu deseo y sos humano y es valido. Tambien creo que en esta era de espiritualidad 2.0, que es hermosa, pero si no lo podes controlar (como me paso) te puede llevar a extremos no tan lindos. Ahora bien, no reniego de todo esto, porque aunque no estoy como me gustaria o como ilusoriamente pensaba, todo se acomodo para mi crecimiento, como dice la imagen de portada.

Hoy, mientras escribo esto, ya no me veo como algo a arreglar. Me veo si, como un ser humano, completo en mi imperfección. No tengo ganas de buscar una "curación mágica". La cura está en aceptar lo que soy, en amarme incluso en mis momentos más frágiles. Porque, en esos momentos, es cuando más me encuentro.

Y no es que haya dejado de sanar, no no, es que entendí que sanar no se trata de “completar” lo que está roto. Se trata de aprender a vivir con lo que somos, tal cual, con todas nuestras luces y sombras. Realmente me exigi mucho a mi misma, no me he dejado pasar UNA en estos ultimos años. Y si, la paz llega cuando dejamos de buscarla afuera y comenzamos a abrazar lo que ya tenemos dentro este como este.

La rendición al presente, no es una rendición de rendirse ante las dificultades o a lo que no podemos cambiar. No es un acto de debilidad. Es una rendición espiritual, una entrega a la vida tal como ES, sin resistencias. Se trata de soltar el control, de dejar que todo fluya sin tratar de anticiparlo, de comprender que la paz se encuentra en el aquí y el ahora, no en un futuro idealizado.

Porque al final, lo único REAL y FIDEDIGNO es nuestra conexión con lo divino, con lo eterno, con lo que está más allá del ego. Y se encuentra en nosotros.

La vida no es una carrera para sanar, sino un camino de aceptación...